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Inmunología y mecanismos patogénicos

Los perros desarrollan un amplio espectro de respuestas inmunitarias frente a la infección por Leishmania. En los dos extremos de este espectro encontraríamos:

  • Una respuesta protectora, que se fundamenta en la producción de IFN γ, IL-2 y TNF-α por parte de células T ; citoquinas que inducen una activación de los macrófagos y potencian su actividad anti-Leishmania.
  • Una respuesta no efectiva, asociada con una débil producción de interferón y probablemente un incremento en la producción de IL-10 y otras citoquinas inmunosupresoras (Alvar et al 2004, Baneth et al, 2008; Hosein et al 2016).

La infección subclínica no siempre es permanente, y factores como un tratamiento inmunosupresor o una enfermedad concomitante, pueden alterar el equilibrio entre infección y respuesta inmunitaria y conducir al desarrollo de la enfermedad clínica. Además, se desconoce por qué algunos perros son resistentes a desarrollar la enfermedad y otros son susceptibles. Hay claras evidencias, sin embargo, que apuntan a que la genética juega un papel esencial. Algunas razas de perros tales como el Bóxer, Cocker Spaniel, Rottweiler y Pastor Alemán parecen más susceptibles a desarrollar la enfermedad (Sideris et al, 1999; Franca-Silva et al, 2003; Baneth et al, 2008), mientras que otras como el Podenco Ibicenco, muy raramente desarrollan signos clínicos (Solano-Gallego et al, 2000).